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La paradoja de la teoría corpuscular es la siguiente: no poder ser cuerpo(s) es imprescindible para ser. Imposible necesario del CUERPO respecto a la CABEZA que se basa en un desconocimiento mutuo, un alejamiento progresivo, a modo de membrana elástica sometida a tensión, recorrida por intensidades que aumentan según el gradiente de diferencia, cabeza clavada en una pica a las puertas de la ciudad.